Finalmente llegó este temido día. Crucé la barrera sicológica de los 35 y me instalé en los 36 años. Muchos dirán ¿pero de qué habla, todavía es joven? No cabe duda de que todavía me queda juventud por delante, pero no es lo mismo 30 que 36.
Debo admitir que físicamente estoy mucho mejor ahora que a los 25, gracias a la práctica del yoga (actividad que recomiendo a todo el mundo). Sin embargo, hay algo en ese maldito carnet de identidad y sus números que me taladra la siquis. Mi edad calendario no refleja mi edad sicológica y corporal, y eso me molesta profundamente. Afortunadamente, como diría un tío mío, todavía puedo cumplir sin tanto esfuerzo el doble de mi edad; espero seguir entre los vivos para mis 70 años.
Solía reirme de mi tías viejas que ocultaban su edad y se enojaban cada vez que se les preguntaba por ese tema tabú. Resulta que ahora voy a terminar igual que ellas, escondiendo mis años y ofendiendome cuando alguien quiera saber la verdad.
Life sucks, envejecer es fatal. Me encantaría conocer varias generaciones de mi descendencia, es una curiosidad que me persigue, pero sé que no se podrá. Todo tiene un fin, y yo también. Ojalá que ese momento me encuentre más asumida y conforme conmigo misma de lo que estoy ahora. Tal vez, ese es mi problema con el paso de los años, tanto por hacer y tan poco tiempo. No cabe duda de que me falta madurez para aceptar lo que me depara el destino, incluido el paso de los años.
Espero que algún día la fecha de mi cumpleaños no me cause mal genio y pueda darle realmente la bienvenida a ese nuevo año en mi vida.
Wednesday, May 24, 2006
Saturday, April 29, 2006
Mi vida por un libro
No hay nada mejor que un libro. Este objeto, cuyas dimensiones varían enormemente, encierra un universo de posibilidades y aventuras. No importa el género, siempre es un mundo por descubrir.
Cuando estoy un poco desanimada, un libro puede cambiarme el día. El sólo hecho de saber que tengo una novela esperándome en el velador me devuelve la sonrisa. Tal vez es mi forma de evasión ante los problemas de la vida. Ese mundo nuevo que me espera encerrado entre las hojas me permite olvidar por un rato los vaivenes de mi existencia. Es mi droga. Para mi puede ser igual de adictiva que un cóctel químico, ya que las horas vuelan cuando estoy leyendo. el mundo a mi alrededor se eclipsa y estoy sumergida en un universo paralelo.
No siempre el libro que estoy leyendo es de mi total agrado, pero creo que es necesario llegar hasta la última página para poder digerirlo por completo. Sólo después puedo juzgar con total conocimiento de causa si su contenido me aportó algo o sólo fue una lectura más. A mi parecer nunca es una pérdida de tiempo, incluso cuando el libro es realmente malo porque la comparación me permite diferenciar en último término lo que me gusta.
Me enorgullezco de que todos los libros que tengo en mi biblioteca los he leído. No como algunos que compran en los libros usados volúmenes encuadernados en cuero para rellenarlas. ¿Por qué tener una biblioteca de adorno? La biblioteca es un sanctuario del conocimiento y si el dueño sólo la considera un adorno entonces pierde su fin último que es ilustrar. Los libros de mi biblioteca muestran incluso las etapas de mi vida, ya que se pueden encontrar desde libros para niños y adolescentes hasta obras más reflexivas y filosóficas, pasando por novelas de ciencia ficción y terror.
Mi vida pasa por los libros. Estos objetos me han acompañado en cada etapa de mi existencia y espero que lo sigan haciendo hasta el día de mi partida. Si no existieran tampoco existiría la humanidad tal como la conocemos hoy, ya que la tradición oral termina desvaneciéndose a través de los siglos. Todos los conocimientos y vivencias del mundo están encerrados en los libros y gracias a ellos las nuevas generaciones pueden conocer a sus antepasados. En un futuro más bien cercano, serán digitales o CD cuyo contenido tendremos que leer en pantallas, pero siempre existirán. Ya no tendremos la experiencia física del papel y la tinta, pero su concepto seguirá siendo el mismo; informar, entretener y transportarnos a otros mundos.
Cuando estoy un poco desanimada, un libro puede cambiarme el día. El sólo hecho de saber que tengo una novela esperándome en el velador me devuelve la sonrisa. Tal vez es mi forma de evasión ante los problemas de la vida. Ese mundo nuevo que me espera encerrado entre las hojas me permite olvidar por un rato los vaivenes de mi existencia. Es mi droga. Para mi puede ser igual de adictiva que un cóctel químico, ya que las horas vuelan cuando estoy leyendo. el mundo a mi alrededor se eclipsa y estoy sumergida en un universo paralelo.
No siempre el libro que estoy leyendo es de mi total agrado, pero creo que es necesario llegar hasta la última página para poder digerirlo por completo. Sólo después puedo juzgar con total conocimiento de causa si su contenido me aportó algo o sólo fue una lectura más. A mi parecer nunca es una pérdida de tiempo, incluso cuando el libro es realmente malo porque la comparación me permite diferenciar en último término lo que me gusta.
Me enorgullezco de que todos los libros que tengo en mi biblioteca los he leído. No como algunos que compran en los libros usados volúmenes encuadernados en cuero para rellenarlas. ¿Por qué tener una biblioteca de adorno? La biblioteca es un sanctuario del conocimiento y si el dueño sólo la considera un adorno entonces pierde su fin último que es ilustrar. Los libros de mi biblioteca muestran incluso las etapas de mi vida, ya que se pueden encontrar desde libros para niños y adolescentes hasta obras más reflexivas y filosóficas, pasando por novelas de ciencia ficción y terror.
Mi vida pasa por los libros. Estos objetos me han acompañado en cada etapa de mi existencia y espero que lo sigan haciendo hasta el día de mi partida. Si no existieran tampoco existiría la humanidad tal como la conocemos hoy, ya que la tradición oral termina desvaneciéndose a través de los siglos. Todos los conocimientos y vivencias del mundo están encerrados en los libros y gracias a ellos las nuevas generaciones pueden conocer a sus antepasados. En un futuro más bien cercano, serán digitales o CD cuyo contenido tendremos que leer en pantallas, pero siempre existirán. Ya no tendremos la experiencia física del papel y la tinta, pero su concepto seguirá siendo el mismo; informar, entretener y transportarnos a otros mundos.
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